lunes, 19 de mayo de 2008

Amistades con fecha de vencimiento II

Así es que no importa cuánto te dijeron que te quieren, bastarán un par de semanas de no compartir un ámbito o una conversación para que te vayan retirando el trato paulatinamente, y finalmente te nieguen el saludo. Quizás no llegue a ese extremo, pero sí es verdad que duele mucho ver cómo alguien con quien antaño tuviste un trato estrechísimo te saluda como si no fueras más que un conocido circunstancial, con esa indiferencia asesina. Es todo pasajero. Llega un momento en que necesariamente todos se van a preocupar más por sus carreras universitarias o por sus trabajos o por formar una familia. Y encima ahora cuando trato de buscar ayuda en esas supuestas almas amigas recibo rechazo por estar siendo demasiado lógico y analizando mucho las cosas. No, no es eso lo que busco cuando hablo, cuando abro mi alma y expongo lo que me pasa. Lo que busco es apoyo. Algunas características esenciales de la personalidad ya no se pueden cambiar a cierta altura. Creo que este caso no es tan dañino como para hacer ese escándalo y voltearle la espalda a alguien a quien supuestamente querés. Lo efímero y lo reversible de esas supuestas grandes amistades me lleva a pensar que las relaciones humanas no valen nada.

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